Quiero un umpa lumpa.
Quiero que haya comida con sabor a frío.
Quiero pantuflas nuevas.
Quiero taparme los ojos para no verte en frente mío cuando no-lo-es-tás; susto.
Quiero números que me cuenten cuentos numéricos.
Quiero un teletubi que fabrique secretos y me los cuente.
Somos los musicantes, y de los sueños somos los soñantes. Y para que suene bonito, también quiero una burbuja elevante.
No hables, no calles, no grites, no susurres, no murmulles, no digas, no; que hay contaminación acústica de ideas idas en una mirada que algo quiere decir, pero que no dice.
<Recién me pregunté algo de la vida que no recuerdo y quería anotar para no olvidarlo y responderlo>
¿Tienes miedo de no poder partir? Entonces sólo piensa que ya vas, y en el momento que piensas que vas… irás.
Anhelo tener los pies descalzos y caminar con la vista en dirección hacia arriba sin chocar, a no ser que sea con un árbol, un animal… pero no con una persona, a no ser que seas tú.
¿Está bien o mal? ¿O sólo… está?
¿Por qué pasan por sobre lo cotidiano? Arma y le da vida al material o a ése algo que tienen en sus manos… ¿Es que ya nadie lo ve? ¿Por qué ya nadie se puede sorprender con el fuego, aún, como esos humanos primeros?
Y es que hoy van al ritmo del de su lado. Caminan y no saben por qué van, sólo están conscientes de que llegarán a su destino, que creen: saben cuál es.
Intento caminar con la respiración acorde al silencio tardío, pero temo que ésta baja de volumen sea grave, tanto, que los parlantes paren de emitir ese algo que hace bailar el órgano palpitante.
Los conceptos se vuelven básicos, la letra vuelve a tomarse de la mano, como cuando las tías nos llevaban por ahí, manuscrita-mente.
Qué-se-yo por qué cambio el tema, si al final mi tema ayer y hoy has sido tú, y sé que también mañana lo serás.
30/01/2011. ; Punto aparte.